que

que
que
Palabra átona, que debe escribirse sin tilde a diferencia del pronombre, adjetivo o adverbio interrogativo o exclamativo qué ( qué). Puede ser pronombre relativo ( 1) o conjunción ( 2).
1. Pronombre relativo
Encabeza oraciones subordinadas con antecedente explícito o implícito, y puede referirse tanto a personas como a cosas. Cuando va precedido de artículo forma el relativo compuesto el que, que varía en género y número de acuerdo con la palabra a la que se refiere: el que, la que, lo que, los que, las que.
1.1. Con antecedente implícito, se construye obligatoriamente con artículo y puede ir o no precedido de preposición, dependiendo de la función que, dentro de la oración principal, desempeñe la subordinada de relativo: «El que más ama puede más» (Martínez Evita [Arg. 1995]); «Para los que defendían a los pumas [...], aquello fue inenarrable» (Azuela Casa [Méx. 1983]).
1.2. Con antecedente explícito, encabeza oraciones adjetivas explicativas o especificativas y, dependiendo de la función que el relativo desempeñe en la oración subordinada, llevará o no preposición.
1.2.1. Cuando no lleva preposición, se construye siempre sin artículo, tanto en oraciones explicativas como especificativas: «Yo, que estaba en quinto de primaria, fui a contarles a mis cuates [...] que los granaderos habían tumbado la puerta de mi escuela» (Derbez Usos [Méx. 1988]); «Las noticias que vinieron fueron peores» (UPietri Oficio [Ven. 1976]). Solo si la oración es explicativa y tiene valor apositivo, el relativo sin preposición va precedido de artículo: «Este es mi primo Pedro. Bueno, Pichichi, el que trabaja en el ministerio» (MtzBallesteros Pisito [Esp. 1990]). Por influjo del inglés, se usa a veces incorrectamente un gerundio en lugar del relativo seguido del verbo en forma personal: «Un taxista bonaerense sorprendió a todos al devolver una billetera conteniendo 20 000 pesos» (DAméricas [EE. UU.] 7.2.97); debió decirse que contenía.
1.2.2. Cuando el relativo con antecedente explícito lleva preposición, la posibilidad de construirse con el artículo depende, por un lado, de si la oración es explicativa o especificativa y, por otro, de cuál sea la preposición:
1.2.2.1. En oraciones explicativas, que se construye obligatoriamente con artículo: «Su primer novio formal, al que amó con la pasión casi demente de que era capaz a los dieciocho años, escapó a su compromiso una semana antes de la fecha prevista para la boda» (GaMárquez Amor [Col. 1985]); «En otro salón, en el que ardía una chimenea, cotorreaban señoras de complicados peinados» (Mendoza Verdad [Esp. 1975]). En estos casos, el relativo el que puede sustituirse por el cual ( cual, 2.1) o, si el antecedente es de persona, también por quien ( quien, 1).
1.2.2.2. En oraciones especificativas, que puede llevar artículo con todas las preposiciones y en todas las funciones, y ha de llevarlo necesariamente cuando el antecedente es de persona: «Nunca engañaría a un hombre al que amo» (Ocampo Cornelia [Arg. 1988]); «Por fin se fue y, naturalmente, lo hizo con una señorita con la que estaba liado desde hacía ya tiempo» (RGodoy Mujer [Esp. 1990]). También aquí el que es sustituible por el cual o por quien. Si el antecedente no es de persona, el relativo con preposición puede construirse opcionalmente sin artículo en los siguientes casos:
a) Con las preposiciones a, con, de, en y por: «La huelga general a que se refiere la sentencia se produjo el 16 de mayo de 1977» (País [Esp.] 6.6.80); «Para compensar la facilidad con que abrió la envoltura de seda» (Adoum Ciudad [Ec. 1995]); «Te la daré [la carta] a cambio de la suma de que hablamos» (Aguilera Caricia [Méx. 1983]); «La verdadera razón por que quieres quedarte es Miguel» (Allende Casa [Chile 1982]). En todos estos casos es igualmente posible el uso del relativo con artículo e, incluso, suele ser lo más habitual, especialmente en el caso de por, ya que la secuencia por que puede tener también otro valor ( porque, 2b).
b) Cuando la oración de relativo es afirmativa: «Consideró resuelto el asunto de que se ocupaban [...] ciertos organismos internacionales» (Hoy [Chile] 7-13.12.83), igual de válido que el asunto del que se ocupaban. Si la subordinada es negativa, es obligado el uso del artículo ante el relativo: «El erotismo es un tema del que no se ha hablado demasiado» (Tiempo [Esp.] 3.9.90); y no *un tema de que no se ha hablado.
c) No se admite la supresión del artículo en las oraciones enfáticas de relativo: Con esa piedra fue con la que golpearon al árbitro, y no *Con esa piedra fue con que golpearon... Para la supresión de la preposición en estas construcciones, 1.5.
1.3. En la lengua oral y, en general, en registros poco cuidados, aparece indebidamente en ocasiones un pronombre personal átono dentro de una oración de relativo, con el mismo referente y cumpliendo la misma función que el pronombre relativo: Tenía un perro enfermo al que había que cuidarlo mucho, en lugar de Tenía un perro enfermo al que había que cuidar mucho; «Es una cosa que la puedo compartir» (Clarín [Arg.] 20.6.01), en lugar de Es una cosa que puedo compartir. A veces, el uso del pronombre átono lleva incluso a suprimir la preposición exigida por la función que cumple el relativo: El hermano de tu amiga, que lo conocí ayer, es muy simpático, en lugar de al que conocí ayer; «Existe [...] algo que le llaman tecnología» (Proceso [Méx.] 8.9.96), en lugar de a lo que llaman tecnología. La ausencia de preposición ante el relativo se suple, en el caso de los complementos circunstanciales o de régimen, introduciendo en la oración de relativo un pronombre personal tónico precedido de la preposición que debería llevar el relativo: Voy a salir con el chico que te hablé ayer de él, en lugar de Voy a salir con el chico del que te hablé ayer. Es un fenómeno similar al de la sustitución del relativo cuyo por el relativo que seguido de un posesivo ( cuyo, 4): «Existen productos como el DDT y el Paraquat [...], que su uso ha sido prohibido» (Siglo [Pan.] 10.4.97), en lugar de cuyo uso ha sido prohibido.
1.4. La preposición que antecede al relativo solo puede suprimirse cuando este realiza funciones de complemento circunstancial de tiempo, y siempre que su antecedente no necesite la preposición para desempeñar el mismo papel: Estalló la guerra el año que se jubiló o en que se jubiló (pues puede decirse Estalló la guerra ese año o en ese año); pero no sería correcta una oración como El momento que estalló la bomba se produjo una gran confusión, sino que debe ser El momento en que estalló la bomba..., pues no puede decirse La bomba estalló ese momento, sino en ese momento. Si el complemento no es de tiempo, no se admite la supresión de la preposición: La casa que viví de niño ya no existe; debe decirse La casa en que viví de niño.
1.5. Cuando el antecedente lleva preposición, en el habla coloquial se tiende a suprimir la mención de esa misma preposición delante del relativo: En la ciudad que vivo hay mucha contaminación; Del tema que hablamos ayer no me quedó clara una cosa; en el habla esmerada debe repetirse la preposición: En la ciudad en (la) que vivo...; Del tema de(l) que hablamos... En el español de América y, en España, entre hablantes catalanes, esta supresión es frecuente en las oraciones enfáticas de relativo con el verbo ser, igual que ocurre en francés, razón por la cual algunos tratadistas han denominado «que galicado» a este fenómeno: «Fue por eso que recurrí a una gran amiga de ella» (País [Col.] 19.5.97); «Con este convencimiento fue que [...] se generó un nuevo concepto de construcción industrial» (Hoy [Chile] 7-13.7.97). La construcción considerada más correcta exige, en estos casos, repetir la preposición ante el relativo, y que este lleve artículo: Fue por eso por lo que..., Con este convencimiento fue con el que... Esta construcción galicada es bastante frecuente cuando el antecedente del relativo es un adverbio de lugar, de tiempo o de modo: «Es allí que organizan y entrenan a estos grupos contrarrevolucionarios» (NHerald [EE. UU.] 28.7.97); «Fue entonces que noté, por el ardor, que tenía mordeduras en el dedo medio de la mano derecha» (Valladares Esperanza [Cuba 1985]); «Fue así que el almuerzo dominical terminó centrándose en el “caldu maní”, sopa de refinada sustancia» (Tiempos [Bol.] 9.3.97). En todos estos casos es preferible emplear el adverbio relativo correspondiente: Es allí donde..., Fue entonces cuando..., Fue así como... Similares a este tipo de construcciones son las interrogativas perifrásticas con ser encabezadas por un adverbio interrogativo, habituales en América y, en España, entre hablantes catalanes, en las cuales que funciona a modo de conjunción: «¿Dónde fue que lo vio?» (Marsé Embrujo [Esp. 1993]); «¿Cuándo fue que usted estudió a Marx?» (Soriano León [Arg. 1986]); «¿Cómo fue que comenzó esta historia?» (Universal [Ven.] 8.9.96). Es preferible, en estos casos, el uso de interrogativas no perifrásticas: ¿Dónde lo vio?; ¿Cuándo estudió usted a Marx?; ¿Cómo comenzó esta historia?
1.6. El relativo que se emplea a veces con valor cuantitativo-ponderativo, equivalente a cuánto: «¿Sabes las veces que me lo has leído?» (Signes Darwin [Esp. 1980]); «No sabés lo que me costó meterlos en el baño» (Andrade Dios [Arg. 1993]). Cuando la ponderación se refiere a un adjetivo o a un adverbio, estos se intercalan entre el artículo neutro lo y el relativo que: «¡Sé lo débil que es!» (Wolff Kindergarten [Chile 1977]); «Es increíble lo bien que se está aquí, lo a gusto que se siente el cuerpo» (RGodoy Mujer [Esp. 1990]).
1.7. Es incorrecto el uso del relativo que seguido del posesivo su o del artículo, con el valor posesivo que corresponde a cuyo ( cuyo, 4).
1.8. dar que + infinitivo (dar que pensar, dar que hablar, etc.). Locución verbal que indica que lo expresado por el sujeto provoca la acción denotada por el infinitivo: «Eso siempre da que hablar» (Figuero UCD [Esp. 1981]); «La versión del ministro da que pensar» (Caretas [Perú] 3.4.97). Aunque el que se pronuncie a veces tónico, se trata del pronombre relativo y, por tanto, debe escribirse sin tilde.
1.9. lo que es. ser, 4.
1.10. uno de los que + verbo. concordancia, 4.11.
1.11. yo soy el que, tú eres el que, vos sos el que + verbo. concordancia, 4.13.
2. Conjunción
2.1. Introduce oraciones subordinadas sustantivas en función de sujeto: «No le gusta que su mujer trabaje» (Hoy [Chile] 11-17.7.84); de complemento directo: «¡Yo no quiero que te vayas!» (Santiago Sueño [P. Rico 1996]); y de término de preposición, en secuencias que funcionan como complemento de un sustantivo o de un adjetivo, o como complemento de régimen de un verbo: «Despertó su temor el hecho de que la tía Julia fuera boliviana» (VLlosa Tía [Perú 1977]); «Estoy segura de que lo lograrás» (O’Donnell Vincent [Arg. 1982]); «Gregorio insistió en que no necesitaba absolutamente nada» (Padilla Jardín [Cuba 1981]).
2.1.1. Cuando la oración sustantiva funciona como sujeto, puede ir opcionalmente precedida del artículo el: «El que hubiera una escena de amor pudo ser mera casualidad» (GlzLeón Viejo [Ven. 1995]); «Que el asesino hubiera usado un cuchillo era muy significativo» (Rojo Matar [Esp. 2002]).
2.1.2. Cuando la oración subordinada funciona como complemento directo de un verbo de «ruego» o «temor», se suprime a veces la conjunción que: «Le rogué me permitiera acompañarla hasta la entrada» (Cano Abismo [Col. 1991]); «Ya me temo no termine nunca [esta guerra]» (Umbral Leyenda [Esp. 1991]); sucede también, aunque más raramente, con verbos de «opinión»: «El comunicado [...] eriza el cabello y supongo habrá espantado al ministro Belloch» (Mundo [Esp.] 21.12.94). En todos estos casos, aunque no se censura la supresión de la conjunción, se considera preferible mantenerla: Le rogué que me permitiera, me temo que no termine, supongo que habrá espantado.
2.1.3. Es rechazable la supresión de la preposición delante de la conjunción que cuando aquella viene exigida por la función que la subordinada sustantiva ejerce dentro de la principal; así pues, es incorrecto decir estoy seguro que..., en lugar de estoy seguro de que; me acordé que..., en lugar de me acordé de que..., etc. ( queísmo).
2.1.4. Aún más censurable resulta la anteposición de la preposición de a la conjunción que cuando la subordinada sustantiva ejerce una función que no admite preposición; por tanto, no se debe decir pienso de que..., sino pienso que...; es posible de que..., sino es posible que..., etc. ( dequeísmo).
2.1.5. Cuando, con el verbo decir y similares, entre la conjunción y la oración que esta introduce se intercala una oración condicional, en la lengua coloquial tiende a repetirse el que tras el inciso: «Me dijo que, si no quería ir por las buenas, que acudiera a las autoridades» (NHerald [EE. UU.] 2.3.97).
2.1.6. Delante de las oraciones interrogativas indirectas dependientes del verbo preguntar, es habitual en la lengua coloquial la presencia de un que, innecesario pero admisible, ante la conjunción si o el pronombre o adverbio interrogativo que introducen la subordinada: «Nos pregunta que si nos gusta la exposición» (Hidalgo Azucena [Esp. 1988]); «Larrocha pregunta que qué significa eso» (País [Esp.] 2.6.87); «El oficial le preguntó que dónde estaba el sospechoso» (Flores Siguamonta [Guat. 1993]), de igual sentido que pregunta si nos gusta la exposición, pregunta qué significa eso, preguntó dónde estaba el sospechoso. Cuando se utiliza decir con el sentido de ‘preguntar’, es igualmente superfluo el uso de que cuando la interrogativa va introducida por la conjunción si: «Un día me dijo que si quería ir a la Liga del Cauca» (Tiempo [Col.] 11.11.96), de igual sentido que me dijo si quería ir... Pero cuando la interrogativa dependiente de decir va introducida por un pronombre o un adverbio interrogativo, la presencia de que es obligatoria, para evitar la confusión con los usos en que decir significa ‘comunicar’, y no ‘preguntar’: «Un señor llamó diciendo [= preguntando] que qué pasaba con su ordenador» (Mundo [Esp.] 16.2.97); «¡He dicho [= preguntado] que dónde está!» (Mendizábal Cuponazo [Esp. 1992]); si en estos dos ejemplos se suprimiese la conjunción que, se interpretarían en un sentido diferente: Un señor llamó diciendo [= comunicando] qué pasaba con su ordenador; He dicho [= comunicado] dónde está.
2.2. Introduce el segundo término de una comparación propia, es decir, aquella en la que se comparan dos entidades diferentes en relación con una determinada noción o magnitud. La conjunción que va siempre precedida, inmediatamente o no, de un adjetivo o adverbio de sentido comparativo (mejor, peor, mayor, menor, igual, más, menos, antes, después, etc.) o de un sustantivo multiplicativo o fraccionario (doble, triple, mitad, etc.): Tu automóvil es mejor que el mío; Su hermano pequeño es más alto que él; Mi maleta llegó después que yo; Ahora gano el doble que hace un año. En cambio, se emplea la preposición de, y no la conjunción que, para introducir oraciones de relativo sin antecedente expreso que denotan, no una entidad distinta, sino grado o cantidad en relación con la magnitud que se compara: «Le pagaré el doble de lo que marque el taxímetro» (Ribera Sangre [Esp. 1988]); «El Viejo sabe del testigo más de lo que aparenta» (Pozo Noche [Esp. 1995]); «Me despierto varias horas antes de lo que solía» (Téllez Trastornos [Méx. 1995]). Obsérvese, a este respecto, la diferencia entre estos dos enunciados: Eso importa más que lo que tú dices [=A importa más que B], frente a Eso importa más de lo que tú dices [=A importa más de lo que tú dices que importa].
2.2.1. El complemento de los adjetivos inferior, superior, posterior y anterior no va introducido por la conjunción que, sino por la preposición a: «Mi capacidad de resistencia ante el pasado es inferior a la tuya» (Moix Arpista [Esp. 2002]), y no que la tuya.
2.2.2. Cuando el segundo término de una comparación propia es una oración subordinada introducida a su vez por la conjunción que, es gramaticalmente impecable la emisión conjunta del que comparativo y el que introductor de la subordinada: «Parece más positivo que él exista que que no exista» (Cabrera Cine [Esp. 1999]). No obstante, para evitar la cacofonía, es habitual introducir entre ambas conjunciones un no expletivo ( no, 3a): «Mejor es eso que no que a uno lo ignoren» (Landero Juegos [Esp. 1989]). No debe sustituirse en estos casos el que comparativo por la preposición a: «Es mejor que te llamen guapo a que te tachen de feo» (Tiempo [Esp.] 28.5.90); este error se explica por el influjo de construcciones similares con preferir o ser preferible, cuyos complementos sí llevan la preposición a ( preferir y preferible): Prefiero que vengas a que te quedes; Es preferible que te llamen guapo a que te tachen de feo. Lo que no debe hacerse en ningún caso es eliminar, sin más, el que conjuntivo: Es mejor que salgas que te quedes en casa.
También la conjunción comparativa que puede ir seguida del relativo que: Tengo más cosas que alabarte que que criticarte; Hay más que perder que que ganar. Tampoco es recomendable aquí suprimir uno de los dos que: Tengo más cosas que alabarte que criticarte; Hay más que perder que ganar. En casos como estos se aconseja evitar la cacofonía haciendo explícito el antecedente cosas y repitiéndolo en el segundo término de comparación: Tengo más cosas que alabarte que cosas que criticarte; Hay más cosas que perder que cosas que ganar.
2.2.3. Para el uso de que en construcciones de sentido comparativo con preferir y ser preferible, preferir y preferible.
2.2.4. Para el uso de que como introductor del segundo término de comparación en estructuras comparativas con igual, igual.
2.2.5. También se usa la conjunción que en estructuras contrastivas del tipo yo que tú...; tú, al contrario que él...; o él, al revés que su hija...: «Yo que usted lo pensaría» (Lynch Dedos [Arg. 1977]); «Yo pienso, al contrario que mi admirado Manuel Hidalgo, que las guerras son muy peligrosas» (Mundo [Esp.] 12.5.99). No debe usarse en su lugar la preposición de, uso achacable en muchos casos al influjo de otras lenguas, como el catalán, donde se emplea en estas construcciones la preposición: «Yo de Leguina no dimitiría» (País [Esp.] 1.4.85); «Porque Yeltsin, al contrario de Gorbachov, reniega del marxismo-leninismo» (Universal [Ven.] 21.4.93); debió decirse Yo que Leguina y Yeltsin, al contrario que Gorbachov.
Pero si con al contrario y al revés el segundo término es un grupo nominal que encierra una oración de relativo, debe usarse de y no que: Yo, al contrario de lo que tú piensas, creo que es mejor así (y no Yo, al contrario que lo que tú piensas...); Eso se hará al revés de como se dijo en un principio (y no Eso se hará al revés que como se dijo...).
2.3. Introduce oraciones subordinadas consecutivas, normalmente en correlación con tan(to) o tal: «Es tanto lo que se ha popularizado este canario que hoy existen grandes criaderos» (Wundt Cría [Arg. 1990]); «Fue algo tan sencillo que nunca le prestaste atención» (Salazar Selva [Col. 1991]); «El hecho adquirió tales proporciones que [...] Jerusalén sufrió una conmoción» (Benítez Caballo 1 [Esp. 1984]).
2.4. En determinadas expresiones coloquiales de valor ponderativo, se elide, por sobrentendido, el primer segmento de la consecutiva: «El ministro está que trina» (Leguina Nombre [Esp. 1992]); «Pero si toreas que da gusto» (MtzMediero Lola [Esp. 1988]). Se sobrentiende tan enfadado, en el primer caso, y tan bien, en el segundo.
2.5. Introduce oraciones subordinadas causales explicativas, con sentido equivalente a porque: «Me voy, que tengo que vigilar a Rigoberto» (Quintero Esperando [Cuba 1996]). Normalmente van pospuestas y la coma que precede a la oración introducida por que es obligatoria.
2.6. Introduce oraciones subordinadas finales, con sentido equivalente a para que: «¡Quítate ese pelucón, que te veamos el pelo de costurera!» (MtnRecuerda Arrecogías [Esp. 1980]); «¡Ven que te vea!» (Pombo Metro [Esp. 1990]).
2.7. Cuando se combina con una negación, adquiere sentido adversativo. Si precede a la negación, equivale a y: «Esa [bota] sí es de él, que no mía» (Boullosa Duerme [Méx. 1994]). Si sigue a una oración negativa, equivale a sino: «Pepe, que eso tuyo no es color, que es barro de la Atalaya» (Guerra Cuentos [Esp. 1941-61]).
2.8. Repetida o no, equivale a la conjunción o en expresiones de sentido concesivo: Que venga, que no venga [= venga o no venga, ‘aunque no venga’], yo sí pienso ir a la fiesta; «Pero quieras que no [= quieras o no, ‘aunque no quieras’], tiene sus días contados esta mentalidad» (Ocampo Testimonios [Arg. 1977]).
2.9. Introduce oraciones independientes que expresan diversos matices, entre los que cabe destacar los siguientes:
a) Advertencia: «¿Qué haces ahí arriba? ¡Que te vas a caer!» (Galán/Garcimartín Posada [Esp. 1990]).
b) Queja o lamentación: ¡Que me pase esto a mí, a mis años!
c) Deseo: «¡Que te vaya bien, Doroteo!» (Scorza Tumba [Perú 1988]).
d) Asombro, generalmente en oraciones interrogativas: «¿Que no quiere gas? ¿Pues qué quiere?» (Morales Verdad [EE. UU. 1979]).
e) Resumen de lo oído o de lo enunciado con anterioridad: «O sea, que eres feliz» (Pozo Novia [Esp. 1995]); «Vamos, que no existe educación musical» (Vanguardia [Esp.] 28.2.95).
f) Hipótesis, generalmente en oraciones interrogativas, con sentido equivalente a si: ¿Que no llegamos a tiempo? [= si no llegamos a tiempo] Pues nos volvemos.
g) Precedido de la preposición a, manifiesta convencimiento sobre lo que se expresa a continuación: «¿A que es preciosa?» (VqzFigueroa Taberna [Esp. 1994]); «A que te fusilan encima, idiota» (MtzMediero Lola [Esp. 1988]); también se usa para incitar o retar al interlocutor a realizar una acción: «¡A que no me alcanzas, Scaramouche!» (Paso Palinuro [Méx. 1977]).
2.10. Se usa como refuerzo detrás de adverbios de afirmación como sí, claro, naturalmente, seguro, seguramente, etc.: «Claro que tiene razón» (Morales Verdad [EE. UU. 1979]); «Naturalmente que te conmoví» (Ocampo Cornelia [Arg. 1988]); «Seguro que también te ha engañado» (Parra Tristán [Chile 1994]). Con y seguramente, su presencia es opcional: «Sí (que) funciona. Mirá» (Fresán H.ª argentina [Arg. 1991]); «Seguramente (que) este sabe algo» (Alegre Sala [Esp. 1982]); pero cuando se usa irónicamente expresando negación, o forma parte de expresiones de carácter ponderativo, es obligada la presencia de que: «¡Pues sí que estamos buenos!» (GaBadell Funeral [Esp. 1975]); «Déjeme ayudarle con estos mamotretos... ¡Caramba, pues sí que pesa el nuevo mundo!» (Savater Sinapia [Esp. 1983]).
2.11. Es opcional su empleo detrás de ojalá: «Ojalá (que) esto termine pronto» (Montero Trenza [Cuba 1987]), aunque la lengua culta suele preferir la omisión de que.
2.12. También es opcional su presencia tras las locuciones adverbiales temporales en esto, en eso: «En esto (que) salió la enfermera a reñirnos un poco [...] y se perdió la evocación» (País [Esp.] 10.9.77); «En eso (que) el mexicano se embroca un sarape [...] y, disfrazado de foldorista, grita» (Mojarro Yo [Méx. 1985]).
En todos los casos señalados en que es opcional su empleo, su presencia es más propia del habla coloquial que del habla culta.
2.13. Forma parte de numerosas locuciones conjuntivas: al punto que, a no ser que, antes (de) que ( antes, 3), así que, comoquiera que ( comoquiera, 2), con tal (de) que ( tal, 2), dado que ( dar(se), 4), de manera o modo que ( manera, 4 y modo, 4), después (de) que ( después, 2), dondequiera que ( dondequiera, 1), en tanto que ( tanto, 7), mientras que ( mientras, 3), por más que ( más, 1.18), puesto que, ya que, etc.
2.14. Con los verbos haber y tener, y seguida de infinitivo, forma perífrasis verbales que expresan necesidad u obligación: «¡Hay que seguir adelante!» (Moncada Otoño [Esp. 1993]); «Tenemos que encontrarlo» (López Vine [Méx. 1975]).
2.15. Entre formas verbales idénticas de tercera persona del singular del presente de indicativo, forma parte de estructuras de valor reiterativo, en las que el segundo verbo aparece opcionalmente precedido de te: «Esa pobre sigue llora que llora» (Merino Choz [Esp. 1987]); «Ella continuó llora que te llora» (Vergés Cenizas [R. Dom. 1980]); «Todo el año trabajando, dale que dale» (Hoy [Chile] 13-19.1.97).
2.16. Es uso popular, que debe evitarse en el habla culta, la presencia superflua de que en oraciones ponderativas encabezadas por qué, cuánto o menudo: ¡Qué simpático que es tu amigo!; ¡Qué bien que canta este pájaro!; ¡Cuánto trabajo que tengo esta semana!; Menuda cara que tienes.
2.17. de que. a) En el habla popular se emplea como locución conjuntiva con el sentido de ‘en cuanto, tan pronto como’: «De que el Picaza venga a la mili, ni se vuelve a acordar de ella» (Delibes Hoja [Esp. 1986]). Es uso que hoy rechaza la norma culta.
b) Sobre el uso correcto o incorrecto de la preposición de ante la conjunción que, dequeísmo y queísmo.
2.18. ni que decir tiene. Significa ‘no hace falta decir(lo)’ y funciona como locución adverbial equivalente a por supuesto: «La oposición, ni que decir tiene, censuró unánimemente a los interpelados» (Tiempos [Bol.] 2.2.97); «Ni que decir tiene que este trabajo excelente les prestará un servicio inestimable» (Vanguardia [Esp.] 2.6.95). En esta locución, que es conjunción átona que no debe tildarse.
2.19. no... más que. Seguido de una expresión cuantitativa, esta construcción significa ‘solamente’: «No tiene más que 28 años» (Tiempo [Col.] 1.12.91). No debe confundirse con no... más de, que expresa límite máximo, no cantidad exacta: «En esa época Buenos Aires no tenía más de 25 cuadras» (Zaefferer Navegación [Arg. 1987]).
3. como que. como, 2h.
4. con que. conque, 3.
5. por que. porque, 2.
qué
1. Palabra tónica, que debe escribirse con tilde a diferencia del pronombre relativo o de la conjunción que ( que). Tiene los siguientes valores:
1.1. Pronombre interrogativo o exclamativo, que, referido siempre a cosas, introduce enunciados interrogativos o exclamativos directos, y oraciones subordinadas interrogativas o exclamativas indirectas: «¿Qué te ha pasado?» (Ferré Batalla [P. Rico 1993]); «¡Qué me va usted a decir, si soy yo quien le aguanta!» (Sampedro Sonrisa [Esp. 1985]); «Ahora entiendo por qué aceptaste acostarte con Arturo» (Gamboa Páginas [Col. 1998]). Puede constituir por sí solo un enunciado: «¿Sabes una cosa?¿Qué?» (Padilla Jardín [Cuba 1981]). En estos casos, es frecuente en el habla coloquial la anteposición del artículo el: «Germán, esto no funciona.¿El qué?» (Marsillach Ático [Esp. 1995]); pero no es admisible en la lengua culta anteponer a este pronombre el artículo neutro lo: «No sé, fue un instante, un relámpago; y en ese relámpago sentí de nuevo...¿Lo qué?» (Mahieu Gallina [Arg. 1980]). En oraciones exclamativas, seguido de la preposición de y un sustantivo, sirve para ponderar la cantidad, con sentido equivalente a cuánto: «¡Qué de risitas y de guiños tuviste que soportar!» (Savater Catón [Esp. 1989]). Este pronombre puede introducir oraciones interrogativas indirectas con verbo en infinitivo y dependientes de los verbos tener y haber: «¿A qué te dedicas, Juanito? [...] —Hace seis meses que me arruiné en el campo, y no tengo qué hacer» (Araya Luna [Chile 1982]); «No había qué comer, para variar, pero teníamos dignidad» (Valdés Vida [Cuba 1996] 119). Este uso no ha de confundirse con las perífrasis verbales haber que o tener que seguidas de infinitivo, que expresan necesidad u obligación, en las que que es conjunción átona que debe escribirse sin tilde ( que, 2.14): «No tienes que hacer nada» (Pedrero Invierno [Esp. 1989]); «A él no le gustaba la tragonería, pero había que comer» (GaBadell Funeral [Esp. 1975]).
1.2. Antepuesto a un sustantivo, y referido tanto a personas como a cosas, funciona como adjetivo interrogativo o exclamativo: «¿Qué documento necesita?» (Chao Altos [Méx. 1991]); «Qué mujer tan extraordinaria» (Marsé Embrujo [Esp. 1993]); «No se podía saber en qué lío estaba metida» (Belli Mujer [Nic. 1992]); «¡Y mire qué flores más lindas!» (Chase Pavo [C. Rica 1996]).
1.3. También puede funcionar como adverbio interrogativo o exclamativo, normalmente en oraciones exclamativas y antepuesto a un adjetivo o a otro adverbio: «¿Qué te importa ya eso?» (Amestoy Ederra [Esp. 1982]); «¡Qué guapo estás!» (AMillán Guardapolvo [Esp. 1990]); «¡Qué bien jugaste, mamá!» (Daneri Matar [Arg. 1981]).
1.4. Como el resto de los interrogativos, puede sustantivarse: «Un episodio en el que es necesario distinguir el qué del cómo» (Mundo [Esp.] 23.8.96). Forma parte de las locuciones nominales el qué dirán (‘la opinión de la gente’): «Los príncipes no hacen nada y si hacen algo [...] es para no aburrirse y evitar el qué dirán» (Hoy [Chile] 5-11.5.97); y un no sé qué (‘algo que no se sabe explicar’): «Los ricos tienen un no sé qué que les hace especiales» (Vanguardia [Esp.] 10.8.94).
2. En la lengua coloquial es frecuente su uso con verbos de peso, medida o precio, con sentido equivalente a cuánto: «¿Qué vale ese cirio?» (País [Esp.] 2.11.80); «¿Qué pesa? [...] —Trescientos kilogramos» (Lugones Fuerza [Arg. 1906]). Con el mismo valor se usa también con la palabra años: «¿Qué años tienes? [...] —Diecisiete, alteza» (Muñiz Tragicomedia [Esp. 1980]). Sin embargo, no debe emplearse en el habla esmerada con el valor que corresponde a otros adverbios interrogativos como dónde, cuándo o cómo, algo no infrecuente en el habla coloquial: ¿Qué vas, al cine? (en lugar de ¿Dónde vas, al cine?); ¿Qué llegaste, ayer? (en lugar de ¿Cuándo llegaste, ayer?); ¿Qué lo has hecho, con un martillo? (en lugar de ¿Cómo lo has hecho, con un martillo?).
3. Sigue teniendo valor interrogativo y, por tanto, se escribe con tilde cuando va precedido de la preposición según, o del verbo depender o el adverbio independientemente seguidos de la preposición de, y puede ser sustituido por lo que: «El hombre procede muy diferentemente según quién le mire y según qué mire él» (Albizu Homilías [Esp. 1917]); «Todo depende de qué queramos hacer» (Rovner Compañía [Arg. 1993]); Tienes que acabar tus estudios, independientemente de qué quieras hacer en el futuro.
4. Forma parte de numerosas fórmulas y locuciones:
a) a qué santo o a santo de qué. Fórmula que significa ‘por qué, con qué motivo’, con la que se manifiesta enfado o disconformidad ante el hecho que se expresa a continuación: «A qué santo se mete a decirme que Inés está pensando abandonarme» (Bryce Vida [Perú 1981]); «¿A santo de qué viene citar los Evangelios?» (Egido Corazón [Esp. 1995]).
b) no hay de qué. Fórmula con que se contesta a las expresiones de gratitud: «¡Y gracias por todo!¡No hay de qué!» (VqzFigueroa Taberna [Esp. 1994]).
c) qué hay. Fórmula de saludo: «Qué hay, Fischerme saludó» (Collyer Pájaros [Chile 1995]).
d) que para qué. Expresión con que se pondera lo expresado con anterioridad: «Tiene un talento que para qué, es todo un artista» (SchzOstiz Infierno [Esp. 1995]).
e) qué sé yo (qué). Tiene valor indefinido y se usa para atenuar lo que se dice, para introducir una ejemplificación o para rematar el enunciado aludiendo vagamente a otras cosas que no se expresan: «Y noté..., qué sé yo, como unos bultitos» (BVallejo Trampas [Esp. 1994]); «Era gente educada en Oxford, en Cambridge, qué sé yo» (Bryce Vida [Perú 1981]); «Y se bebía tintorro de Valdepeñas [...] y copitas de Chinchón dulce con alfajores de Estepa. Y milhojas, y candelilla, bueno, qué sé yo qué» (Zamora Traque [Esp. 1972]).
f) qué tal. Locución adverbial equivalente a cómo: «¿Qué tal lo has pasado?» (RGodoy Mujer [Esp. 1990]). Se emplea como fórmula de saludo, por abreviación de ¿qué tal estás?, ¿qué tal te va?, etc.: «Hola. ¿Qué tal?» (ASantos Moro [Esp. 1985]). También se emplea para proponer algo al interlocutor: «¿Qué tal un chupe de camarones?» (Scorza Tumba [Perú 1988]).
g) qué tan(to). Locución adverbial equivalente, según los casos, a cuán(to) o a cómo de, que puede aparecer en oraciones interrogativas o exclamativas, tanto directas como indirectas. Era normal en el español medieval y clásico, y hoy pervive en amplias zonas de América: «¿Qué tanto podrá desarrollarse el mercado bursátil en los próximos cinco años?» (Prensa [Guat.] 8.7.96); «¿Qué tan sofisticado es el equipamiento técnico que usted utiliza en sus presentaciones?» (Caras [Chile] 26.5.97); «Era mi costumbre [...] la de deshojar margaritas para saber qué tanto me amaba Estefanía» (Paso Palinuro [Méx. 1977]); «Depende de qué tan madrugador sea usted» (Tiempo [Col.] 7.4.97).
h) qué va. Se usa como negación enfática: «¿Le pasa a usted algo?¡Qué va! Estoy muy bien» (Sampedro Sonrisa [Esp. 1985]).
i) sin qué ni para qué. Locución adverbial que significa ‘sin motivo’: «Se desmaya Edelmiro sin qué ni para qué» (Ramírez Baile [Nic. 1995]).
j) y (a mí o eso) qué. Expresa desprecio o indiferencia ante lo que se acaba de oír: «Todavía no ha oscurecido.¿Y qué?» (Ducoudray Ojos [C. Rica 1992]); «Julia sigue enferma. [...] —¿Y a mí qué?» (Guelbenzu Río [Esp. 1981]); «La gente no quería a los policías [...] ¿Y eso qué? Él no se sacaba la mugre para que la gente lo respetara o lo quisiera» (VLlosa Tía [Perú 1977]).
5. por qué. porqué, 2.

Diccionario panhispánico de dudas. 2013.

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